martes, 12 de diciembre de 2006

NUESTRA TARJETA DE INDENTIDAD GENETICA...!!!!!!

POR LA CREACIÓN DE UNA TARJETA DE IDENTIDAD GENÉTICA

"Si queremos evitar que la raza humana degenere,

debemos cuidar de alentar la unión de los mejores

especímenes de ambos sexos y de disminuir los peores." PLATÓN

Selección o degeneración, son las dos únicas posibilidades de elección de toda especie viva, incluyendo al hombre.

El hombre, o bien operará una auto-selección genética, o degenerará.

La selección natural existe en todas las especies animales.

También existe para el hombre, incluso antes del perfeccionamiento de la ciencia y de la medicina. Ahora que ya no existe, el hombre ha comenzado a degenerar.

La única manera de detener esta degeneración es reemplazando la selección natural por una selección artificial, haciendo uso de ella no como los criminales nazis, que la concibieron sobre sujetos vivos, sino genéticamente, antes de la concepción de los niños.

Ya actualmente, se realizan exámenes prenatales destinados a determinar el riesgo de tener un niño anormal.

Esto no es suficiente. Sería necesario que cada individuo tuviera una tarjeta de identidad genética y cromosómica que indicara las características, enfermedades, deformidades y taras de sus ascendentes, hasta la séptima generación precedente.

Cuando un individuo deseara tener un hijo con un compañero, ambos tendrían que presentar sus tarjetas genéticas, y los especialistas, asistidos por computadora, les indicarían las probabilidades de tener un niño anormal dada su correspondiente herencia genética.

Al sobrepasar un determinado porcentaje de posibilidades de tener un niño anormal, sería deseable prohibir a la pareja tener niños de modo natural, y proponerle otros caminos, ya sea por inseminación artificial gracias a espermatozoides que vienen de un sujeto que no presenta problemas de mala herencia genética, ya sea mediante la

implantación de un óvulo fecundado en la mujer, óvulo proveniente de una raíz sana y fertilizada por un espermatozoide del padre.

Aceptamos la selección para las plantas o los animales, pero cuando se trata de los seres humanos, no queremos ni oír hablar de ello.

Por tanto, será mejor comenzar a realizarla o... degenerar. Ciertamente de manera lenta, pero segura.

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