martes, 12 de diciembre de 2006

COMO SE REDUCIRAN LOS SALARIOS Y EL DINERO, EN EL PLANETA.......!!!!!

LA EVOLUCIÓN DE LAS DIFERENCIAS ENTRE LOS SALARIOS CONDUCE A LA SUPRESIÓN DEL DINERO

En la época de la aristocracia del dinero, en la que los señores feudales explotaban a los campesinos, la diferencia entre los salarios se situaba en una proporción de alrededor de uno a mil para los pequeños señores, de uno a dos mil para los grandes señores y de uno a cien mil o más para los reyes que gobernaban la Tierra.

Estas diferencias se redujeron de manera brutal durante la Revolución Francesa, y después más progresivamente hasta llegar en nuestros días a la creación de un salario mínimo legal.

De este modo, vemos cómo en Francia, sólo por tomar este ejemplo, se han reducido considerablemente tales diferencias en nuestros días. El equivalente al rey, es decir, el personaje situado a la cabeza del país, que es el Presidente de la República Francesa, en 1977 no ganaba más que aproximadamente treinta veces el equivalente al menor de los salarios mínimos legales, incluso incluyendo en su remuneración los beneficios que recibe en especie tales como los alojamientos y los coches oficiales que utiliza.

La diferencia respecto a lo que pasaba hace solamente doscientos años es enorme y continuará disminuyendo.

El equivalente al gran señor, que podríamos encontrar en la persona del diputado, del general o del hombre de negocios, no gana de media más que aproximadamente quince veces el salario mínimo, lo que es incomparable a las

diez mil veces citadas anteriormente.

Por último, el equivalente al pequeño señor, que se podría comparar a los tenientes de alcaldes o los empresarios de pequeñas empresas, sólo gana más de siete veces el salario mínimo.

Todos los gobernantes del mundo tienen en proyecto medidas dirigidas a reducir las diferencias de salarios.

En Francia una diferencia de uno a seis; en Suecia, ya se ha descendido a una diferencia de uno a cuatro, y se considera la posibilidad de reducirla todavía más muy próximamente, hasta que la máxima diferencia entre el salario menor y el mayor se limite a tres, es decir, que nadie gane más del triple del salario mínimo.

Y este proceso continuará hasta que llegue el día en que en toda la Tierra, paralelamente a la reducción del tiempo de trabajo, las diferencias de salario sean nulas.

Es muy evidente que cuando ya no haya diferencias de salarios, el dinero no servirá para nada, y entonces será posible suprimirlo sin el más mínimo problema.

Será en este momento o un poco más adelante, cuando verdaderamente se admitirá universalmente el siguiente principio capital:

"Todo hombre tiene derecho a recibir con qué vivir cómodamente desde su nacimiento hasta su muerte sin contrapartidas."

ECONOMÍA DISTRIBUTIVA

La supresión del "trabajo forzado a perpetuidad" pasa por la instauración de una economía distributiva, que es el tipo de economía que hace posible la supresión del dinero.

Este sistema económico parte del principio de que es necesario que las unidades de producción produzcan lo que los hombres necesitan, ni más, ni menos.

Hay cosas de las que el hombre tiene una necesidad vital:

- los alimentos;

- la ropa;

- la vivienda.

La sociedad debe proporcionar estas tres cosas a todo hombre sin exigirles contrapartidas.

Las naciones deben ser suprimidas. No se trata de una nacionalización, sino de una mundialización de los medios de producción, proceso que debería realizarse.

Si todos los hombres, sean cuales fueren sus funciones, sus razas, sus religiones o sus sexos, recibieran lo necesario para comer, para vestirse y alojarse, y todo esto fuera producido por robots y computadoras, las cosas que tienen valor volverían a tomar su valor, mientras que las que sólo tienen el valor que los da el dinero, desaparecerían.

Los artistas, por ejemplo, podrían pintar sin inquietarse por vender sus pinturas, y ofrecerlas a la gente que ellos sientan que verdaderamente las aprecian, y ya no por esnobismo o interés.

Desde el momento en que un invento fuera considerado como interesante, por muy fútil que fuera, sería producido en serie y distribuido a todos los que desearan tener un ejemplar.

¿Y los productos raros?, me dirán ustedes. En la civilización del siglo XXI, no habrá productos raros, a excepción del genio humano. Ya se trate de caviar, de champagne o de diamantes, todo podrá ser sintetizado en laboratorios y producido a voluntad.

Todo es química: el vino, los diamantes, el caviar, la carne o los perfumes, y toda fórmula química puede ser reproducida científicamente.

Incluso la vida, incluso el hombre, que no es más que una molécula de ADN que contiene toda su personalidad en su código genético.

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