martes, 12 de diciembre de 2006

EL PROCESO DE COMO HACEN EL DINERO LOS RICOS EXPLOTADORES...........!!!!!!!!!

SUPRESIÓN DEL DINERO: REGRESO A LOS VERDADEROS VALORES

En la sociedad actual, el interés que tiene un individuo es frecuentemente proporcional a su fortuna. Ya se trate de un escritor, de un pintor, de un inventor, de un músico, de un investigador, tenga la profesión que tenga, el que anda

mal de dinero no le interesa a nadie.

Anteponemos el valor financiero al propio valor del individuo, y para destacarlo, tenemos el hábito de decir lo siguiente: "sólo se presta a los ricos"; y esto es verdad, no solamente para los préstamos financieros, sino también en lo concerniente a prestar atención.

El cuadro que un genio expone en la calle no le interesa a nadie, pero si el mismo cuadro es presentado en una galería famosa, veremos a todas las mujeres del mundo extasiarse a más no poder... Lo mismo ocurre con el músico o el poeta. La bendición del dinero es lo único que tiene valor a los ojos de nuestros contemporáneos.

Un amigo pintor que comienza a ser considerado como gran artista contemporáneo me ha explicado cómo ha procedido el comerciante de cuadros que lo explota (en todos los sentidos del término...) para hacerle conocer y para que les quiten los cuadros de sus manos a precio de oro. Para empezar, se las arregló para convencer a una gran actriz de cine de que el hecho de comprar un lienzo de estas pinturas sería una inversión (siempre el dinero...) extraordinaria. Luego ofreció los lienzos a los periodistas más importantes de las grandes revistas, pidiéndoles que hicieran un artículo para lanzar a este joven artista, hablando de la gran estrella que se interesaba por este joven prodigio, y explicándoles que en una semana los cuadros que les ofrecía adquirirían un valor enorme y los podrían vender sin problemas. Y una vez empezado el movimiento, los otros periódicos ajustaron el paso para deshacerse en elogios hacia esta "revelación a la que le quitan las obras de la mano", después la televisión... Entonces, el comerciante de cuadros propuso a los grandes del mundo financiero comprar "algunos lienzos todavía disponibles" antes de que alcanzaran precios demasiados elevados, y les vendió los que había ofrecido a los periodistas, los cuales se quedaron muy contentos por poderse embolsar un millón de céntimos... Los cien lienzos que el negociante tenía en reserva se vendieron en un instante, y continuaron su ascenso económico por sí solos, la élite se los mostraba entre sí y ofrecían el doble por uno de estos famosos X..., del que toda la prensa hablaba como de un nuevo Picasso.

Amigo mío, durante este tiempo, yo recibía un tanto al mes (justo un salario de empleado) del comerciante de cuadros, a quien le debía entregar un cierto número de cuadros ¡durante tres al año! Evidentemente, esto era mejor que morirse de hambre bajo los techos de Monmartre.

Este es el proceso que, basándose únicamente en el dinero y la ganancia, pero en ningún momento en la emoción que pueda crear una obra de arte que nos guste, nos lleva a fabricar un artista estrella.

Y mi amigo, de quién me reservo el nombre y que es perfectamente consciente de la monstruosidad del sistema, entregó a su explotador los veinticinco cuadros que debía entregar cada año, después de haberlos hecho deprisa y corriendo en un fin de semana con un estilo totalmente simulado que no era el suyo, y el resto del año pinta cosas que le gustan y que ¡se guarda para sí mismo! Cuando haya terminado su contrato, entonces será cuando exhibirá sus verdaderas obras ¡Qué vías tan oscuras debe recorrer un genio para ser reconocido!

Cuando se suprima el dinero, los pintores y los músicos, los inventores y los investigadores podrán hacer lo que les guste, y las únicas personas que tendrán la oportunidad de tener un cuadro original de uno de sus contemporáneos, no será la gente cuyo único mérito sea el de tener una cuenta bancaria bien engrosada, sino quienes hayan sabido demostrar al artista que sienten profundamente lo que él ha querido expresar, tan calurosamente y emotivamente, que este último aceptará regalárselo por amistad.

Entonces se instaurarán los auténticos valores. No buscaremos llenar la galería con una colección pagada a precio de oro, sino que los que tengan muchos cuadros, esculturas y tapices, serán aquellos que hayan sabido apreciar mejor y comprender a estos artistas, los que les hayan dado más calor, amistad, y aliento desinteresados.

La religión de la valía personal reemplazará a la religión del dinero.

Los artistas harán verdaderos cursos con discípulos y admiradores que vibren de alegría por ser sus contemporáneos y poder compartir su vida, siendo los primeros en ver nacer sus creaciones.

¡Qué de cosas vamos a tener que enseñar a aquellos que sólo saben poseer y que nunca han intentado ser!

Cuando se suprima el dinero, comprenderemos verdaderamente por qué se escribió "los primeros serán los últimos".

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